HAY QUE ESCUCHAR A ESA GENTE

"Santos el de Valderdín estaba una noche, de la cruel guerra incivil, jugando a las cartas con un amigo que era enemigo, es decir, del otro bando. Llamaron a la puerta, venían a por él, y su enemigo salió y les dijo que no se les ocurriera hacer el más mínimo daño a quien le había dado cobijo durante un mes cuando escapaba de las iras de quienes le seguían a él.
A Santos jamás se le ha olvidado aquella partida de tute y cuando hablas con él de su tranquilidad, de tener diempre su puerta abierta con un café caliente para quien pase por allí y llame siempre dice la misma frase: "Nunca veo la necesidad de hacer daño a nadie".
Humildad, amañesa de Socil, perdió un hijo a manos de ETA. Era el que había tenido suerte, el que había podido salir del pueblo y el arado, de cuidar las ovejas, y un día una bomba explotó bajo su coche y le segó la vida. La suya y la de Humildad, que apagaba la televisión cuando comenzaban las noticias. No soportaba escuchar que a otra madre le había tocado sufrir lomismo que a ella.
Un día, después de mucho tiempo de conversación sobre Omaña, la ganadería, los pueblos... nos atrevimos a preguntar por aquel momento y respondió con una pregunta: "¿Sabe usted por qué les estorba que haya gente en el mundo?".
Habrá que escuchar a esa gente."



LA CRONICA DE LEÓN. 22 de febrero 2011
Mauricio Peña
Fulgencio Fernández

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